Hace tiempo que no escribía por aquí, y tenía ganas de hacerlo. ¿De qué se habla cuando se lleva tiempo sin hablar? Entre personas suele ser muy socorrido aquello de: «¿Qué hay de lo tuyo?» A lo que el aludido responderá con aquello de lo que le gusta tanto hablar.
Entre los eruditos se habla siempre de la frase con la que Fray Luís de León volvió a su clase tras años encarcelado: «Decíamos ayer». Tan literario como poco probable que lo dijera.
Es un tópico también entre los artistas aquello de: «Qué fue de…». Con esta frase se pone al día a los espectadores de qué hace actualmente ese ídolo del que hace tiempo que no saben nada. Habitualmente es vivir plácidamente dedicándose a lo que realmente les gusta, que no suele ser relacionarse con fans.
Pero volvamos a la idea inicial: ¿De qué hablar? Bueno, la última vez que publiqué aquí fue a primeros de año, con una incendiaria perorata de supuestas predicciones. Casi a mitad de año y no veo que las predicciones vayan por buen camino. Sí, la IA nos sorprende cada día, pero nada de realidad inmersiva ni de computación cuántica.
La crisis del agua de momento está aparcada (veremos en un par de meses) y el cambio climático nos lo seguimos pasando por el forro de los webs. Las guerras siguen igual de estancadas y las crisis migratorias y la pobreza sigue sin cambios ni se esperan, que estamos casi de vacaciones, hombre.
Pero sigo sin saber de qué hablar. Quizás podría precisamente, como decía antes, preguntarle a la IA pero no, bastante con que me genere imágenes para ilustrar mis palabras.
En fin, de qué podemos hablar si hay de tantas cosas que no hemos hablado. Pues de cualquier cosa, la hayamos hablado o no. De esto los políticos saben mucho. Hablan de todo, sin decir nada, responden a todas las preguntas sin responder a nada y se llevan cada discurso a su terreno para hablar de lo suyo.
Ni soy político, ni soy erudito, ni soy vidente, ni llevo tiempo sin verme, así que todo lo que había que decir, está dicho.
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