El que no llora no mama y el que roba un gil, seguía Discépolo en su popular tango Cambalache, fiel retrato del siglo XX allá por su primer tercio.
Adiós 2020
Este 2020 tiene ese 20 del siglo del tango, y por repetido y está resultado un tanto cambalache, desordenado y poco fructífero. Aunque de las grandes tragedias salen grandes cambios, a eso nos agarraremos. Esperamos que este año sea visto como el año en que empezaron a cambiar ciertas cosas, pero eso habrá que verlo en el futuro.
Para el que lea estas líneas dentro de muchos años, seguro que le suena como el año que no existió, el año en el que el mundo se paró, el año en que la movilidad se redujo, el año en que aprendimos a usar todo el software posible para poder vernos online, el año en el que teletrabajamos.
El año del coronovirus, en suma. Empezaremos por ahí
Coronavirus y COVID-19
Creo que el 19 de COVID-19 es por el año en que apareció este virus, de todas formas, ya fue en 2019 cuando hizo su aparición, al comerse algún chino un pangolín o un murciélago y pasar así de los animales a los humanos.
No fue hasta principios de 2020 cuando empezamos a oír hablar de él, y las noticias de que en Buhan habían confinado una ciudad entera. No nos lo creíamos ni pensábamos que pudiera pasar aquí en España o en otros países.
Confinamiento total
Pero pasó, y nos confinaron en nuestras casas durante una semana, que se prorrogó a varias. Sin salir de casa más que para comprar o por fuerza mayor.
Y llegó el cierre de las actividades no esenciales, y de bares y pequeños comercios. Algo inimaginable que nos hizo ver el mundo de forma diferente. Los que pudieron teletrabajaron, los que tuvieron suerte se les aplicó un ERTE, tiempos duros.
La muerte como cifras en olas
Pero lo más grave eran las cifras de muertos y de contagios que subían y arrojaban números que no nos cabían en la cabeza.
Y así transcurrió el año, con sucesivas olas de contagios, acabando el año vamos por la tercera.
Y murió el más grande también
Y dejando el coronavirus de lado, también se nos fue el más grande, Diego Armando Maradona.
Pero la grandeza es cuestión de perspectivas y a los que tenemos más cerca son los que nos parecen más grandes, y esas son las muertes que más hemos notado.
Letra de Cambalache, tango
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también; que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafáos, contentos y amargaos, valores y dublé. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue, vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao… Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos,caradura o polizón.¡Pero que falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón! Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon, don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil. ¡Dale nomás, dale que va, que allá en el horno nos vamo a encontrar! ¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao! Es lo mismo el que labura noche y día como un buey que el que vive de los otros, que el que mata o el que curao está fuera de la ley.
Enrique Santos Discépolo
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