Ya a Don Hilarión y compañía, en la célebre Verbena de la Paloma, les parecía que las ciencias avanzaban a toda velocidad, hace más de 100 años, a finales del siglo XIX.
Con la perspectiva que da el tiempo, si nos fijamos en el año 1894 en el que se estrenó esta zarzuela, los tiempos no adelantaban ni una décima parte de lo que adelantan hoy en día, donde todo se queda obsoleto al poco de salir. Pero curiosamente, eso mismo pensarían ellos, echando 100 atrás.
Es curiosa la historia, o leyenda, dudo mucho que sea verdad, que cuenta que el director de la oficina de patentes de Estados Unidos por aquellos años, ante la llegada del nuevo siglo, pidió que se cerrar la Oficina de Patentes pues no tenía sentido ya que todo estaba ya inventado. Si ese hombre existió y apareciera por arte de magia en el mundo de hoy en día, le daría un patatús y no reconocería este mundo.
Pero lo que me parece más relevante de la ciencia, los tiempos y lo cambios es que lo más importante no son los inventos. Realmente eso de que todo está ya inventado es muy cierto en algunos casos, porque lo disruptivo es el uso que se le da a las cosas ya inventadas o el desarrollo de la inventado hacia otros derroteros.
Los inventores, científicos y emprendedores en general, se fijan en como cubrir necesidades y como mejorarnos la vida, pero para ello no necesitan inventar la rueda. Aplicar algo que ya existe para una tarea para la que no se había pensado, o adaptar lo que se usa para otras cosas suele ser el primer paso. Luego ya se mejora, se desarrolla de otra forma, se combina con otra cosa o lo que haga falta para que cumpla mejor su cometido.
«The next big thing», como dicen los americanos, el siguiente bombazo que cambie el mundo, puede venir en cualquier momento. Provendrá del mundo de la tecnología, de la innovación, de alguna start up nacida en un garaje,… Seguro que se cumplen muchos de los tópicos. Seguro que oímos a alguno decir: «Esa idea ya la tuve yo». Tendrá detractores y le cambiará la vida a mucha gente. Para bien, porque la usarán o para mal, porque destruirá sus negocios como eran hasta ahora.
Lo que es seguro es que su implantación será más rápida de lo que lo han sido las grandes invenciones anteriores, como la televisión, internet, los móviles,… y en en algún bar, porque esos sí que no desaparecerán, también oiremos que le dicen al Don Hilarión de turno, que: «Hoy las ciencias adelantan, que es una barbaridad«.
Manuel González
Lapsus calami: El estreno de La Verbena de la Paloma tuvo lugar en 1894, no en 1984.
McGuffin
Corregido, gracias.